28 de julio. la semilla de mostaza.
Actualizado: 28 de jul de 2020

Evangelio según San Mateo.
Jesús propuso a la gente otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas". Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa". Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.
El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza.
La semilla de mostaza es negra y del tamaño de la cabeza de un alfiler. En los tiempos de Jesús se usaba frecuentemente para referirse a la cosa más pequeña que se pudiera imaginar.
A pesar de que la semilla es tan pequeña, la planta de mostaza puede llegar a alcanzar hasta cerca de cuatro metros de altura con un tallo grueso como el brazo de un hombre.
El punto esencial de la parábola es el contraste entre un comienzo pequeño y un resultado grande, entre el principio y el fin, entre el presente y el futuro del Reino.
La semilla del Reino sembrada por cada uno de nosotros, en la familia, amigos, o hijos, tendrá finalmente por su propia vitalidad interna, un crecimiento desmesurado y sobrenatural, siempre que sea sembrada.
En el momento actual, Dios no reina manifestando todo su poder, sino que por el contrario, su presencia en este mundo, aunque real y viva, es humilde y muchas veces oculta. Incluso sus propios siervos, aunque ya tienen dentro de sí mismos la semilla que producirá estos resultados extraordinarios, son frágiles y débiles, expuestos a innumerables peligros.
Una de las grandes tentaciones que tenemos es dejar de sembrar porque llegamos a creer que no puedo ante un mundo hostil que rechaza la presencia de DIos.
Muchos padres dejan de sembrar en sus hijos porque "ya no pueden" , porque "no escuchan, o simplemente porque no acabamos de creer que la fuerza está en lo sembrado no en el sembrador.